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sábado, 25 de octubre de 2008

"El cine, con la crisis, está creciendo como opción de ocio personal"

La crisis no afecta de igual modo a los productores, distribuidores, teatros y a las ventanas de difusión, principalmente la televisión. José María Irisarri, presidente de Vértice 360º -grupo audiovisual controlado por Avánzit- nos explica de una forma más detallada las consecuencias que está trayendo la crisis a este sector en nuestro país.

Jose María Irisarri, presidente de Vértice 260

Jose María Irisarri, presidente de Vértice 260

Pregunta: ¿Cómo cree que afecta el descenso de la inversión publicitaria al cine?
Respuesta:
Está claro que estamos en una crisis publicitaria que afecta a todos. Está cayendo para todos los sectores: audiovisuales, escritos y radiados. En el sector audiovisual afecta concretamente a que en las televisiones se aprietan los costes e, indudablemente, la demanda de contenidos, o bien es menor al mismo precio, o bien es igual a menor precio.

P: ¿Pero en el cine?
R: La inversión en el cine también cae, porque éste se financia fundamentalmente por la televisión. No se puede hacer una película si la principal ventana de difusión, que es la televisión, no compra por falta de dinero. Al final, el anunciante es el que establece la pauta, porque si el consumidor no compra, el anunciante no invierte en publicidad, con lo que vuelve a perder dinero, y se convierte en la pescadilla que se muerde la cola.

P: La crisis puede ser también el motivo de que aparezcan nuevas oportunidades. ¿Cree que puede pasar en este sector?
R:
Yo creo que sí. La crisis está haciendo crecer el micro-ocio, entendiéndose éste como la alternativa cultural al ocio por excelencia que son los viajes y el turismo. No es lo mismo irte a Disney Land París una semana, en cuestión de precio, que cubrir esas necesidades de dispersión y ocio con el cine, el teatro y los musicales, quedándose en casa. De hecho, el musical Grease, que acabamos de estrenar hace una semana, está teniendo una ocupación del 90%.

En cuanto al cine, no está cayendo en números. El éxito de una película depende del gusto de la sociedad en ese momento, pero en todo caso no será representativa de todo el sector. Además, en España hay un problema de pantallas de cine, que pueden ser el doble de lo que realmente necesita el mercado, con lo cual hay una gran dispersión y se pueden encontrar cines vacíos. Pero es un problema de exhibición, pero no de distribución. Se gasta más yendo a cenar a un restaurante de tipo medio que al cine comiéndote unas palomitas.

P: En cifras, ¿cuánto supone la industria audiovisual en nuestro país?
R:
El sector audiovisual mueve un volumen de capital de entre 1.000 y 2.500 millones de euros en producción de cine. De esta cantidad, Vértice supone el 2%, principalmente de cine independiente. En total el sector, sólo en el área de producción, daba trabajo en 2006 a 11.000 trabajadores.

P: ¿Siguen facilitando los bancos créditos para la producción audiovisual?
R:
Ha disminuido, pero de forma proporcional al resto de los mercados e industrias. Los bancos suelen financiar el 60% de las películas. Pero teniendo las ayudas por subvenciones y los contratos de ventas de televisión, no hay riesgo por su parte. Si no hay subvención o contrato, no se suele dar el crédito.

Por tanto, no es un problema de riesgo, sino de liquidez. Concretamente, la recaudación acumulada en octubre de 2008 es sólo un 1,9% menor que la del mismo período de 2007, algo no muy reseñable si consideramos que depende en gran medida del éxito de las películas. Por tanto, lo que se está produciendo es una adecuación a la situación que se está atravesando de reducción de costes por parte de las televisiones, que también afecta a la compra de contenidos.

P: ¿Cómo considera la política de subvención pública en España?
R:
Las subvenciones son absolutamente imprescindibles en este sector, comparables a cualquier industria como la energética, y ocurre en toda Europa. El problema puede llegar en cómo se distribuye esa financiación. El reto está en intentar instaurar unos mecanismos objetivos lo mejor posible esa distribución, donde primen valores que equilibren, por ejemplo, la inversión en nuevos talentos y en los grandes consagrados. Y también hacer estas subvenciones más transparentes y menos politizadas.

P: ¿Con quién le gustaría compararse?
R:
Con el modelo francés. Es un sistema subvencionado como el nuestro, pero tiene una apuesta clara por la cultura, sin complejos, una proyección internacional, y porque es un cine de calidad. Y también, la forma en la que luchan contra la piratería y la descarga ilegal de contenidos audiovisuales con derechos de autor. Bien es cierto que nosotros debemos adaptarnos a las nuevas tecnologías, aprovecharlas para competir más y mejor y no quedarnos peleando por unos viejos sistemas que además de obsoletos, no son competitivos.

P: A las puertas de un cambio en el panorama televisivo con la aparición de la TDT, ¿cree que la crisis afectará a esta migración?
R:
Creo que el cambio de la TDT va a ser una transformación absoluta del sector, por lo que se hace más necesario que nunca reunirse todos y ponerse de acuerdo. Ahora no vale todo, ya que la tarta publicitaria es la que es y unos van a subsistir y otros no. Se va a descomponer aún más la audiencia, y los resultados que se dan ahora -del 15% al 20% de share- ya no se van a volver a dar, al igual que estos resultados eran la ruina hace 12 años.

P: ¿Cómo ve que va encaminada la elaboración de la nueva Ley Audiovisual?
R:
Creo que están participando todos los actores que tienen que ver con el sector audiovisual, algo necesario para llegar a buen puerto. Indudablemente los intereses son distintos, pero cuentan con todos los agentes para llegar a un acuerdo que más o menos beneficie a todos. Yo soy optimista, a pesar del desgaste y el proceso, pero creo que llegará a buen puerto.

Los contenidos van a tener más ventanas, y a lo que tenderá la producción audiovisual es a la adaptación de estos contenidos a estos nuevos soportes, como son el móvil o Internet. Habrá más cantidad, y más formatos, pero acordes a los precios de explotación de cada una de las ventanas.

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