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domingo, 19 de octubre de 2008

El cine debe acompañar y revelar secretos

Usted ha dicho que el realismo mágico, en literatura, ya no nos representa. ¿Se puede trasladar ese concepto de una distinta identificación al cine de la actualidad?


Sí, con la colección McOndo traté de manifestar que el realismo mágico era un cliché. Me parecía más bien una camisa de fuerza que no mostraba otras realidades. Ese traslado se puede hacer perfectamente al cine. Por ejemplo, en los sesenta había un cine político, que se puede respetar, pero que yo nunca llegué a vivirlo. Pero hay películas antiguas que no representan ese episodio social y que me llegan mucho más, como el cine de Leonardo Favio o las cosas que
hacía Luis Buñuel en México.

¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?
Su trayectoria
. Es periodista, escritor y cineasta chileno. Se ha destacado, desde inicios de 1990, dentro de la Nueva Narrativa Chilena. Es presidente del Jurado de la sexta edición del Festival de Cine Cero Latitud.
Su punto de vista. El cine latinoamericano está en un proceso de crecimiento.
Y en los ochenta el cine regresó a ver mucho hacia el marginal...

Yo le llamo un poco ‘pornopobreza’, un cine que explota a los marginales, hecho por niños ricos que no tienen mucho lazo con los pobres. Muestran niños pobres abandonados y sin padres, pero no se acerca al cine como el que hizo Truffaut. Yo todavía sigo buscando ‘Los 400 golpes’ latinoamericanos.

¿Más recientemente hubo una mediatización de la pobreza?

Sí, hay películas como ‘Ciudad de Dios’, que finalmente termina por ser ‘MTV goes to favelas’. A esa película le fue muy bien en todo el mundo, porque pareciera que ahora ser pobre es sexy.

¿Existe una tendencia entre los cineastas latinoamericanos de la actualidad?

Hay algo que yo llamo el síndrome Rotterdam, que son cintas hechas con cálculo para tener el sello importante de los europeos y llegar con mayor ruido. Es una especie de fórmula que usan algunos cineastas para obtener fondos.

¿El cine de Latinoamérica debe tener una esencia y un lenguaje propios o debe ir en busca de la universalidad?

Debería intentar ser lo que el cine busca ser en todo el mundo: crear personajes entrañables y contar historias, acompañarte y decirte secretos. Y eso lo puede hacer tanto el cine industrial como el independiente, el europeo o el africano.

¿El cine latinoamericano actual contiene rasgos de identidad regional o no?

Yo creo que están empezando a surgir autores al mismo tiempo que modas. En este sentido hay dos grandes tendencias que son poco interesantes y reiterativas. La primera es la opción de ganar mucho dinero haciendo cine industrial, que es peor que el cine industrial hollywoodense, desde comedias románticas a películas de chistes con desnudos que se parecen a las revistas de variedades. Y algo que sirve para ubicarlas bien es que no funcionan fuera de su país, son muy poco universales.

¿Cuál es la segunda tendencia?

La coproducción. Son películas que parten o con Ibermedia o con Maribel Verdú. Estas películas creen poder ir a otros países, pero a la larga no lo logran. Se basan en concesiones a ideas de los productores de poner personajes españoles para poder ser más rentables o distribuidas.

¿Afecta la coproducción al cine latino?

Por supuesto, yo creo que lo puede arruinar. Para mí es como el Fondo Monetario Internacional. Me parece que no es necesario tener a Maribel Verdú para tener una buena película. Hay películas bolivianas llenas de actores mexicanos que terminan por dar pena. A la final, resulta un nuevo tipo de colonialismo de empresas como Televisa y TVE.

¿Cuáles son las alternativas de producción para cinematografías pequeñas?

Que cada tipo haga su propia película sin pensar en los resultados, técnicos o de público, sino que se exprese. Que se trabaje más como con los libros.

¿El Estado debe actuar como mecenas que estimule la producción nacional?

No me parece mal que exista. Pero no toda la gente que hace películas se merece premios, no siempre ganan los que deberían ganar. Tampoco creo que porque un país tenga un fondo el cine vaya a ser mejor. Ninguna movida artística importante ha permanecido ligada al Estado en su creación.

¿El DVD y la Internet han democratizado la exhibición del cine?

Hay una vida mucho más grande en Internet y DVD que en las salas. Uno puede llegar a un gran público con una película muy pequeña.

¿Cómo daña la piratería a la distribución?

La palabra pirata todavía es muy fea y sucia, pero a lo mejor el día de mañana habrá un nuevo sistema de distribución. Por ahora, uno puede conseguir una película de Robert Bresson, mientras que antes para ver a Bresson tenías que ir a París.

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